Reflexiones cotidianas: El viaje del alma, Rueda Samsara II
Prócoro Hernández Oropeza
El viaje del alma está sometida a la Ley del Karma, a la rueda del Samsara. ¿Qué es la rueda del Samsara? El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. karma es un vocablo de origen sánscrito que se traduce al español como “acción” o “hecho”. Desde la perspectiva del budismo y el hinduismo, el karma constituye la energía que se desprende de cada una de las acciones del individuo y que condiciona a cada una de sus reencarnaciones hasta lograr la perfección. En el budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.
Se dice que el karma es el espíritu de la justicia. Esta palabra tiene diferentes lecturas según su doctrina, aunque todas la entienden como un factor que causa un equilibrio, por ejemplo, si alguien realiza un mal acto, el karma se lo devolverá a él en la misma medida. En las tradiciones antiguas se sabía que el alma, luego de que ha muerto su portador, es llevada al tribunal de la justicia cósmica; ahí se pesan sus acciones en la Ley de la Balanza y dependiendo de sus acciones, positivas o negativas, se le asignará un nuevo cuerpo y retornará a experimentar nueva vida.
En la rueda del Samsara hay dos personajes míticos, por el lado derecho asciende Anubis evolucionante; por el izquierdo desciende Tiphón involucionante. Si nuestras acciones son constructivas, virtuosas ascenderemos con la ayuda de Anubis. De lo contrario involucionamos y seremos llevados a los mundos infiernos por Thiphón involucionante. Oleadas de vida descienden involucionando de acuerdo con la Ley de la Caída, reviviendo procesos animales, vegetales y minerales, hacia el centro de gravedad terrestre, para reascender evolutivamente más tarde.
Tres mil veces gira la Rueda del Samsara. Comprender esto, captar su honda significación es indispensable e inaplazable si es que realmente anhelamos la Liberación Final. De acuerdo a la Ley del KARMA todo lo bueno o malo que hemos hecho en una vida, nos traerá consecuencias buenas o malas para ésta o próximas existencias. La Ley del Karma gobierna todo lo creado, y es una ley inmodificable. Todo el mal que hagamos tenemos que pagarlo y todo el bien que hacemos nos será recompensado. Dios nos dio libre albedrío y podemos hacer lo que queramos, pero todos nuestros actos tienen su consecuencia, si es un acto bueno pues una consecuencia positiva, si es un acto malo, pues consecuencia negativa. El Premio, ganancia o recompensa por las buenas obras y por las buenas acciones que hacemos con nuestros semejantes y con nosotros mismos, se le llama buen karma o Dharma. EL karma es una ley de compensación y no de venganza.
Según esta Ley, no existe la casualidad, sino la causalidad. O sea, las causas de un hecho o pensamiento. Nada sucede por que sí. El que se conozca poco o nada de esta Ley espiritual, origina que giremos en círculo durante mucho tiempo, pues al desconocer las causas o el funcionamiento, no sabemos cómo actuar y permanecemos mucho tiempo perdidos en “la vida rutinaria y monótona “.
Normalmente Samsara se considera el opuesto de Nirvana. Es el estado de no-iluminación en el cual vivimos. La segunda parte de la palabra “sara” significa “ir”, “seguir” o “mover” y el prefijo “Sam “, lo que implica algo que es “lo mismo”, “junto a”, “conjunto” o “totalidad”. Esto tiene referencia a que Samsara se considera una ronda interminable de trasmigración, de nacer, morir y volver a nacer. También se califica como un estado de “auto-engaño” o ignorancia de la realidad de las cosas. Según el budismo el Samsara no tiene ni principio ni fin. Estamos atrapados en él hasta que ganemos la Iluminación. Sin embargo, algunas escuelas del budismo dicen que cuando ganemos la Iluminación entenderemos que el Samsara y el Nirvana son todo lo mismo.
Todas las acciones malas que hemos hechos debemos de pagarlas, o bien con dramas extremadamente grandes que recompensen el karma, y que demuestre que aprendimos la lección, o a través de las reencarnaciones sucesivas. Porque ni la muerte es el final, ni el nacimiento es el principio. A esto se le llama Ley del Eterno Retorno y Recurrencia.