López Obrador pasa la estafeta a Sheinbaum en su último informe de Gobierno: “Me jubilo con la conciencia tranquila”
- El presidente repasa los logros de su sexenio y encarga concluir pendientes a Sheinbaum, a quien elogia a coro con miles de asistentes al Zócalo capitalino
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, prepara su partida. El mandatario izquierdista ha rendido este domingo su último informe de Gobierno, un balance del estado de la nación, ante miles de simpatizantes reunidos en el Zócalo de Ciudad de México. López Obrador ha aprovechado el acto oficial para despedirse y agradecer a sus bases, a exactamente un mes de entregar el poder a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, sentada en primera fila entre gobernadores y miembros del Gabinete del Ejecutivo. “Estoy por terminar mi mandato, y quiero confesar, aquí en la principal plaza pública del país, en este Zócalo donde tantas veces nos concentramos durante nuestra lucha por la justicia y la democracia, que me voy a jubilar con la conciencia tranquila y muy contento”, ha compartido. “Gracias, de corazón”, ha dicho al auditorio, que le ha respondido con el característico cántico de su movimiento político: “¡Es un honor estar con Obrador!”. El mandatario ha destacado que le enorgullece que en su Administración se redujo la desigualdad y la pobreza, y ha expresado su alegría por el hecho de que quien le sucederá en el Gobierno es precisamente Sheinbaum. “Me voy también tranquilo porque a quien entregaré la banda presidencial por mandato del pueblo es una mujer excepcional, experimentada, honesta y sobre todo de buenos sentimientos, de buen corazón, afín a los principios fundacionales de nuestro movimiento de transformación, y auténtica defensora de la libertad, la justicia, la democracia y la soberanía”, ha afirmado entre los gritos y aplausos del público.
López Obrador ha animado a los ciudadanos reunidos en el Zócalo a expresar su apoyo a la mandataria electa. Él mismo ha gritado: “¡Presidenta, presidenta!”, ante una Sheinbaum que se ha levantado de su asiento y se ha tocado el corazón en señal de gratitud. El Ejecutivo saliente ha confiado en que su sucesora ―que milita en su mismo partido, Morena― concluirá las asignaturas que a él le quedaron pendientes. “Qué felicidad que quien va a quedar en sustitución de uno es una mujer excepcional, que le va a dar continuidad a la transformación”, ha dicho. “Por eso me río, porque las cosas que van a quedar pendientes estoy absolutamente seguro de que se van a concluir, con lo extraordinaria que es la presidenta electa de México”, ha sostenido.
Además del repaso por los saldos de su Gobierno en materia de seguridad, economía o política exterior, López Obrador ha aprovechado para dar impulso a su polémica reforma al Poder Judicial, que plantea que todos los jueces sean electos por voto directo en las urnas, una iniciativa que ha provocado duras críticas a nivel nacional e internacional. Mientras el mandatario rendía su informe en el Zócalo, estudiantes de varias universidades marchaban al Senado de la República contra la enmienda. El discurso del oficialismo es que en la judicatura hay corrupción y que elegir a los juzgadores por voto popular garantizaría su honestidad e independencia. “Hemos denunciado los actos de corrupción e influyentismo que predominan en el Poder Judicial”, ha señalado. “El propósito es que impartan justicia en beneficio de todos y no estén al servicio exclusivo de la delincuencia organizada y la delincuencia de cuello blanco, que estén al servicio del pueblo”, ha añadido. Las bases obradoristas comenzaron a gritar: “¡Fuera Piña, fuera Piña!”, en referencia a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, que ha sido desde hace meses el blanco de las críticas del presidente al quehacer judicial.
A pesar de las críticas de la oposición, que ve en la reforma un intento del oficialismo por controlar la judicatura, López Obrador ha asegurado que su Gobierno ha sido respetuoso de la autonomía de los poderes Legislativo y Judicial “hasta el extremo”. “No nos hubiera costado nada seguir con la tradición de siglos de que se sumaran como apéndice los otros dos poderes, porque durante mucho tiempo de la política autoritaria el poder de los poderes era el Ejecutivo; hemos actuado de manera respetuosa, no hemos querido transar para que nos aprueben todo”, ha asegurado. El presidente también ha hecho una crítica a Estados Unidos, luego de que el embajador en México, Ken Salazar, se pronunció contra tal enmienda. “Esto ayuda a entender cuál es el sentimiento del pueblo, y también para que lo internalicen nuestros amigos y vecinos de EE UU, lo digo con todo respeto, y que no olviden que la democracia en ese país comenzó con el pueblo eligiendo a los jueces”, ha comentado.
López Obrador ha defendido dos de los sellos de su discurso político: la lucha contra la corrupción y el combate a la pobreza. Destacó la fortaleza del peso frente al dólar, el control de la inflación, la creación de empleo y la recaudación de impuestos de los grandes contribuyentes. El presidente ha afirmado que si bien su Gobierno sentó las bases de una nueva política que da prioridad a los pobres, quedan asignaturas pendientes, como la resolución del caso Ayotzinapa, del que este año se cumple una década. “Aún con lo mucho que se ha logrado, todavía es notorio el atraso que padecemos por el largo y tormentoso periodo en que el gobierno estuvo en manos de oligarcas insensibles, que nunca se preocuparon por el bienestar del pueblo y sólo se dedicaron a saquear e impedir el progreso con justicia”, ha sostenido. El mandatario ha marcado a los representantes de su partido y a sus simpatizantes la ruta que deben seguir en materia política. “Es indispensable seguir luchando para fortalecer lo alcanzado y continuar construyendo una patria nueva, generosa, eterna”, ha indicado.
El mandatario ha prometido en ocasiones anteriores que se retirará de la vida pública al concluir su mandato. Ya en el ocaso de su mandato, López Obrador está sin embargo lejos de convertirse en un pato cojo. En el informe de este domingo todavía ha lanzado un dardo a la oposición, que en las pasadas elecciones quedó reducida a mínimos históricos. “El pueblo es mucha pieza, el pueblo no es tonto. Pensaron que iban a engañar, que iban a manipular, y fue un ‘tengan para que aprendan’, para que aprendan a respetar al pueblo. Si no quieren al pueblo, van a tener que aprender a respetarlo, cuando menos”, ha sostenido. Acostumbrado a dar discursos de política, historia y moral, López Obrador ha impartido un último consejo. “Tengamos presente que la vida es demasiado corta para desperdiciarla en cosas que no valen la pena”, ha afirmado. “La felicidad es estar bien con un mismo, con nuestra consciencia y con el prójimo”.
Fuente: El País